Oriente...


Decidí huír. Huír de lo que ya conocía, del hábito, de una rutina ya conocida. Quería ahorrarme la honda sensación de sentirme deprotegido, inútil y estancado; y, una vez, más mi vida ha tomado un giro dramático. Félix escribe desde la mitad de la selva, rodeado de chinos y escuchando un rap violinesco alemán. Al momento de escribir esto, siento ún un torbellino de emociones propias de esta nueva aventura. Vivo en la versión empresarial de un cuartel empresarial, satisfecho y agradecido por esquivar (por ahora) las vacas flacas que se veían venir ¿Qué pienso sobre la aventura? pues es eso: una aventura... a ver que pasa.
 Mientras tanto, una pieza de música tradicional... que me cae al dedo. Hay que reconocerles el mérito de hacer música alegre de algo triste:

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