Artículo Nuevo: MARICOmunistas Vs. MARICApitalistas

Empecemos bien el mes! Un artículo nuevo, para una nueva semana y un nuevo mes. Este artículo he decidido escribirlo a raíz de lo acontecido el mes pasado. Nueva vida y nuevos retos que, como de costumbre hacen que deje de lado este blog. Gracias a ustedes amigos lectores, disculpen mi inconstancia.

Imagen tomada de http://ensentidocontrario.com/tag/socialismo/

Me he dado cuenta que los gais somos un tanto conflictivos. Probablemente la homosexualidad, al tratarse de dos hombres, multiplica por 2 algunos excesos. Estas desavenencias, toman formas a veces fútiles pero divertidísimas como: ¿Quién es la Reina del Pop? (¡¡Madonna, por supuesto!!) o ¿Quién está más bueno: tu vecino o el mío? Desgraciadamente, en este mundo imperfecto, no todo es felicidad y mariconeo fútil; algunos gais se ven seducidos por las fuerzas oscuras de Dark Vader y terminan en equívocos de forma y fondo político. 
Política: sucia, inconveniente e innecesaria. Siempre ha sido, así. Nunca hubo una política “buena y noble” como se nos quiere hacer creer. Desgraciadamente, en este mundo imperfecto y vil la política es como la porquería que fecunda el suelo y a las lombrices: siendo este podrido país el suelo y nosotros las lombrices. Sin embargo, y, muy a nuestro pesar, hay algunas lombrices que no sólo se conforman con estar en el suelo; sino que lo disfrutan, se revuelcan y abren la boca gustosos para recibir una porción extra de porquería: se llaman políticos. 
 Pues bien, cuando se trata de la porquería, los políticos son personas (o lombrices) muuuuy generosas: te la ofrecen al punto de querer regurgitarla en la boca de los demás. En el proceso, muchos gais terminan abriendo la boca y aceptando una buena dosis de porquería. Lastimosamente, la porquería anteriormente citada no es homogénea, por el contrario es rica en complejos, odios, miopías e identidades artificiales, surgiendo así ideologías políticas que, en el caso de los gais, nos distraen de cosas más importantes o menos importantes, pero definitivamente más divertidas. 
Ideologías políticas: innecesarias y absurdas. En el fondo, ni siquiera existen, son más como clichés absurdos. Normalmente prefiero cosas más agradables como la música y la pornografía, pero esta piedra con la que se han dado algunos en la boca es tan jugosa que no me lo perdonaría si lo dejo escapar. La novia curuchupa, ensimismada en su poder total se ha corrido el velo y asusta a las novias y novios GLBTI... y me alegra. Me causa una satisfacción casi orgásmica ver cómo les clava el puñal. No importó la ministra lesbiana, la Constitución que no garantizaba nada o el censo que no llegó... el rechazo fue frontal, directo e irrefutable: “¿Tus derechos? Al trastero, así de simple; y si quieres pelea, ven y vamos a la consulta, para aplastarte y legitimar mi homofobia y la de todos mis camaradas”. 
Con las debidas reservas, siempre sentí (y siento) mucho respeto por los activistas GLBTI, y lo he dicho en algunos artículos escritos para esta columna. Sin embargo, no puedo dejar pasar los coqueteos políticos que, debiendo hacerse a nombre personal, se hacen a nombre de todos. También quiero concienciar sobre la importancia de ser más selectivos y críticos al momento de apoyar un proyecto político y más aún, de participar abiertamente en un proyecto político. 
Partamos por lo básico: En Ecuador no existe una ideología, partido o movimiento político que tenga entre sus postulados la defensa de los derechos GLBTI: muchos gais se dejaron llevar por sofismas y “la extensión de la extensión” de un postulado X para la “adopción de la identidad política del fenómeno GLBTI”. Si bien la derecha ha sido francamente homófoba, la izquierda no se ha quedado atrás. Se ha dado la idea que la defensa de los derechos GLBTI es una cosa de izquierdas; pero podemos ver que eso no es así y que esta ilusión nace del caso español con el PP. Me irrita sobremanera ver a gais hablando de Fidel, el Che y la izquierda revolucionaria, mientras ignoran sus abusos hacia las minorías sexuales. Le dije a un tipo “¿Sabías que en Cuba existían campos de concentración donde te llevaban si descubrían que eras maricón?”... es vergonzosa la poca memoria histórica y lo fácilmente manipulables que son los gais en temas políticos. 
Como ya he dicho, no creo que existan siquiera ideologías políticas: cuando profundizas en ellas, encuentras muchas inconsistencias y libreinterpretaciones. Existan o no, hay algo que agradezco a la “Derecha”: la frontalidad de su odio; porque uno sabe a qué atenerse. Con la “izquierda” uno no logra eso: no sé si es una historia de conveniencias que parece de amor, o una historia de amor con inconveniencias. Me parece que el colectivo GLBTI termina siendo el aliado incómodo y lo referente a ellos, lo que puede descartarse o esperar. 
Los derechos de los GLBTI no deben pertenecer a ninguna agenda política; deben ser considerados como lo que son: derechos humanos. Derechos de un grupo humano complejo, que contrario a lo que se piensa, no es una minoría (En un pajazo mental, si el 5% de la población del país fuese GLBTI, habría más GLBTI en Ecuador que gente en la región amazónica). Los estados de derecho, democráticos, en los que se prioriza en desarrollo de las personas, conceden los mismos derechos a toda su población. Negar la protección del estado a parejas homosexuales, no protege a la sociedad, sino que crea privilegios que la dividen. Desde hace 6 años activistas y revolucionarios gatopardistas prometieron derechos, que, contrario a lo que se nos dijo, ahora están prohibidas constitucionalmente. Queda exigir cuentas a los que nos pidieron el voto, a aquellos que nos prometieron el paraíso gay que, por lo visto, no llegará en cuatro años más.

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