Murió mi mamá



Te amo mamá; Dios me dio la oportunidad de decírtelo, de hacértelo saber y sentir.

Llovió, las nubes negras descargaron. Quizá ellas lloraron por mí; no lo sé. Murió el jueves 13 y yo me siento tranquilo, reconfortado; aliviado porque se ahorró una terreble agonía. Murió la mitad de mi vida. Su muerte no me hizo morir a mí también, pero de dolor. Su ausencia no me entristece, sino que me enternece. Las lágrimas fueron de amor, de felicidad por lo vivido... Aún no me ha visitado en sueños ¿Por qué será? Quizá no hay nada pendiente, quizá lo hay todo. Queda un vacío ascéptico, que se llena con la satisfacción de servir con amor.
Su muerte fue inesperada, aunque se venía venir. Doy gracias a Dios por ahorrarnos la incertidumbrey el dolor ¿Qué aprendí de ella? Mucho, faltarían las palabras. Tiempre atrás, siendo un niño, oí por TV que una de nuestras misiones en la vida es lograr lo que sentíamos que no habían logrado nuestros padres. Es una meta entonces superar las limitaciones materiales, aunque no quisira perderme en un mar de materialismo. Hoy llueve, mientras escribo llueve. El invierno llegó tarde, quizá en el caso de mi amada madre María, el invierno llegó temprano y ya es primavera en el espíritu. La amo. La recordaré despidiéndose amorosamente, es mi último recuerdo de ella viva. ¿Fue un regalo de la vida este adiós? Pues sí, al menos eso creo. Este último recuerdo es un péndulo: me entristece, me enternece... Quizá no me visita porque no se ha ido, está en mí. Dios la bendiga siempre.

Siempre que escucho esta canción, pienso en mi mamá: me animas, a ser mejor, a no mentir, a no odiar, cuando pienso que lo sé todo... Cada paso que doy, cada carrera que gano, todo lo que soy, te lo debo a tí... :´)  ¡Gracias por todo, gracias por el amor!

 

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