No creo en Dios pero le temo

Tengo razones de peso para no creer en Dios, para creer que es sólo un mito o en el mejor de los casos una mera construcción social. En todo caso no puedo evitar invocarlo y rezar ¿será la fuerza de la costumbre? Tal vez sea la mera costumbre, un resquicio de un paradigma anterior. Crecí en un entorno religioso, pero la lectura, la ciencia y el conocimiento me han ido apartando de la idea de su existencia.
Para algunas personas creer es tan necesario como comer o dormir. Yo considero que esta no es una cuestión de creer, sino de tener certezas. Quizá para muchos los términos sean lo mismo, pero para mí cobran diferentes significados. Para mí la gente que “cree por creer” no sabe en lo que cree; es como comer cualquier cosa por hambre extrema. Quien cree por miedo a la muerte, porque le aterra el fin de todo, no cree que todo haya sido una casualidad; no cree realmente, sólo tiene miedo. Mi miedo primo siempre fue morir. Creo que todos los sentimos miedo a la muerte. Creemos en Dios y en el alma inmortal como una manera de superar la muerte, de vencer el miedo.
La ciencia no dice que Dios no exista… sólo lo considera una nada intrascendente (me da miedo escribir esto). Yo creo en la ciencia, me baso en los hechos, en lo que es, en el pensamiento racional y la lógica. No me puedo cerrar a la idea que exista un ser superior; sería anticientífico preconcebir un hecho. Esta relación tan complicada entre Dios y Yo, entre el dogma y la duda, me deja en claro sólo una cosa: la religión es puro folklore.
Me he declarado ateo, me siento un poco decepcionado porque siento cierto remordimiento por ello. Me dio miedo escribir la primera frase del párrafo anterior porque siento que en efecto puede existir y lo que hago lo enfada. Claro que analizándolo es también egocéntrico por mi parte creer que pueda ofenderle, creo que tiene que ver con eso del “temor a dios” que nos enseñan y que aún no he logrado superar. Podría declararme Agnóstico, pero siento que es sólo un sinónimo de “católico despechado, pero esperanzado” y no quiero esto para mí. Me duele, es incómodo para mí no encontrar una respuesta, pero “Dios mediante” aún hay mucho tiempo.