¡Hagamos el Chrysler no la guerra!


Para hacer menos patético mi cumpleaños decidí recurrir a mi regalo de emergencia. Hace cinco años compré dos rompecabezas: uno para mí y otro para una emergencia. El primero era un rompecabezas de la capilla sixtina y el segundo era el edificio Chrysler. Pues bien, me llegó una emergencia moral increíble y me lo autoregalé. Ahora ya tengo en qué aplicar mi tiempo libre de desempleado.
PD: Muchas gracias Salvador, tus saludos significan mucho en estos momentos de recesión moral.

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