El rascacielos más bonito del mundo


El edificio Chrysler, una de las joyas arquitectónicas de Nueva York, ganó el “Supetalls world Cup”, un concurso organizado por un foro especializado en arquitectura y urbanismo. Yo no podría estar más de acuerdo (e incluso voté por él) ¡Es que el Chrysler es tan bonito! Para empezar, es la obra maestra del art-decó, una de mis corrientes artísticas favoritas. Y ése es el primero de muchos puntos a su favor: la arquitectura y las artes decorativas se conjugan tan bien. De lo grande a lo chico hay atención a cada detalle: la aguja que lo corona, el vestíbulo, las águilas en sus esquinas, sus asesores… es un edificio hecho “con amor”.
Si el valor arquitectónico per sé no llega a convencer, tengo que agregar que el Chrysler es un edificio con trascendencia. Me refiero que no es sólo un edificio más, sino que evoca una época y una manera de pensar. Para mí, es el símbolo de “la edad de oro de los rascacielos”, es el símbolo del Nueva York que deslumbraba y brillaba. Es esa Nueva York, mitad Metrópolis, mitad Gotham que cautivó al mundo. Tiene el mérito de ser uno de los primeros, de ser el pionero y para mí, el último rascacielos que combinó tan bien lo grande y lo chico.
Para mí, el Dubai de nuestros días es el Nueva York de aquellos días: me despierta la misma emoción de ciudad nueva, de reinvención, de torres que rozan el cielo. Aunque Dubai es Dubai y Nueva York es Nueva York, es la sensación de una ciudad nueva, futurista, inmensa la que sigue en mi imaginario. El Chrysler es eso: el ícono de la ciudad nueva… Belleza de forma y fondo.

Unas fotos:




Una muy buena del interior del edificio:



Y para finalizar, una que será mi wallpaper de esta semana:


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