Nuevo artículo : Quinceañero Súperputo

El que con niños se acuesta...

Aparentemente soy de la generación Y. según la Wikipedia y la Sociología (una ciencia poco útil, pero necesaria) esta clasificación generacional se da en base a paradigmas y acontecimientos que marcaron la psique colectiva. La verdad, lo que leí me pareció sólo etiqueta más y lo descarté. Lo único rescatable del artículo fue que el nombre de la generación (“Y” una manera abreviada de escribir ¿por qué? en inglés), implica cuestionamiento. No me creo nada de lo que leí, pero me dejó pensando en el conflicto generacional de los mariquitas.
Creo que los gais que tienen 40 años o más envidian las facilidades del mariconeo que disponen los más jóvenes. Antes, había que ganarse el polvo “con el sudor de la frente”: hace 20 o más años había más ignorancia, más homofobia y nulo ambiente. Podría decir que hubo evolución, pero la verdad no encuentro ninguna diferencia entre escribir “mamo rico” en la puerta de un baño público y hacerlo en una página web. Quizá la envidia sea justificada. Ahora todo es más fácil, pero lo que ignoran los mariquitas viejos es que fueron las primeras flores de la primavera que ahora vivimos.
¿Qué pasa con los newbies? ¿Qué pasa con esa generación dónde el sexo está a un click de distancia? Antes había que tener huevos y plata para comprarse una revista gay… ahora ni siquiera existen. Entiendo la frustración de los gais de vieja guardia, pero es similar a la envidia que se siente por los niños ricos y que lo tienen todo. Aun así, si la frustración persiste “Porque ellos viven algo que yo no pude vivir”… pueden consolarse con lo siguiente: esa promiscuidad precoz es perjudicial.
No quiero que parezca contradicción. Yo soy defensor de la promiscuidad, el sexo por el sexo, la pornografía, la masturbación y demás cosas prohibidas en clase de religión (AKA “valores”). Es en defensa de esa posición que creo que es algo perjudicial tener 15 años y el año del tamaño de un desagüe. Yo lo veo así: el objetivo supremo de la vida es ser feliz y esa felicidad se construye a través de la multiplicidad de experiencias. Desde estar de novio de manitos sudadas hasta participar en una orgía sadomasoquista, cada experiencia es un pequeño paso para descubrir quiénes somos y cómo podemos lograr esa felicidad. Si te enfocas en una u otra cosa, te pierdes de mucho. Adicionalmente, el sexo es como una piscina, si no sabes nadar, o si la piscina es muy grande debes esperar un poquito más… o quedarte en la orilla.
Valga el espacio para criticar (y no hacer nada al respecto): Las nuevas generaciones, son más y más precoces: ahora encuentras adolescentes con cuerpo de adultos y cerebro de mosca de niño. Niños grandes que siguen siendo vulnerables a experiencias desagradables. Y aquí el doble filo de la espada: todo este sexo fácil, estas modernas comodidades maricas que no existían en la “edad de piedra” sólo te complican si antes no tienes claro quién eres.
Quizá la generaciones que siguen a la mía sean generaciones sin clóset, pero no son generaciones que vivan en un entorno del todo tolerante. No existe educación sexual para gais, ni se procura el bienestar de las minorías sexuales. Cuando eres adolescente nadie te ayuda con toda esa dolorosa confusión y no tiene que ver con tal o cual generación, es sencillamente parte de crecer. Si pese a todo, los compañeros maricavernícolas siguen lamentando haber comenzado tarde y no disfrutar las comodidades maricas de hoy en día, les queda el consuelo de saber que pierdes mucho si comienzas muy tarde… o muy temprano.

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