Nuevo Artículo: Yo quiero ser un Macho Man


 
He cometido un pecado capital: he rechazo a un hombre por su pluma. Un amigo en común quiso hacer de cupido y presentármelo, pero francamente pasé de él. “¿Sabes? Prefiero ahorrarme el placer de conocerle” le dije. Mi amigo me había comentado que el tipo tenía algo de pluma y fue suficiente para mí. Después de rechazarlo, sucedió algo extraño: me dio chuchaqui moral (lo que es preocupante teniendo en cuenta mi laxitud moral). Reflexioné en los motivos de mi rechazo y llegué a la siguiente conclusión: tengo miedo que se me pase lo afeminado.
Quizá suene irracional, pero creo que la pluma se pasa. Como antecedente puedo citar a alguien muy cercano a mí y en su novio. Él era un tipo fresco y masculino, consiguió novio (afeminado)… ¡y ahora no para de batir los brazos! Debo reconocer que soy machista pero la verdad no me gusta que un hombre actúe afeminado. Francamente la delicadeza  y androginia no son características que aprecie en un hombre.
Sé que mi posición es tremendamente estúpida, porque no puedo ser considerado un canon de virilidad. ¡Esto de ser un macho es tan relativo! Quizá a un tipo más viril que yo (probablemente un cavernícola) me considere una loca total ¿qué punto exacto de nuestro comportamiento nos dice que somos afeminados? ¿Existe una guía objetiva que nos categorice como un “macho” o como una “loca”? ¿Existirán puntos intermedios como “semi-macho” o “loca peligrosamente contagiosa”? Creo que todos los gais tenemos pluma, pero cuando nos juntamos la pluma se multiplica exponencialmente.
Sí, todos tenemos pluma y el que esté libre de ella que lance la primera piedra. Incluso los hombres hetero tienen pluma (a veces más que los gais), pero piadosamente se le da el nombre de “conexión con tu lado femenino”. En este punto es importante aclarar que respeto la forma de ser de cada persona, pero no creo que ese respeto deba traducirse en una preferencia personal. Tienes el derecho a tener toda la pluma que gustes ¡llénate de ellas y vuélvete un pavo real! Pero es mi derecho que eso me guste o no (y que derive en los polvos correspondientes).
Me gusta un hombre masculino y creo que a la mayoría de los gais también (obviamente todos tenemos conceptos de masculinidad disímiles). En mi caso me gusta un hombre con cuerpo de hombre, una actitud desafiante, lascivo y ocasionalmente animalesco ¿por qué me gustan así? Pues porque es así como quiero proyectarme y deseo que esa persona complemente esas actitudes en mí. Es algo narcisista, pero busco en un hombre lo que deseo en mí. Leí en una revista que en realidad los “polos opuestos” no se atraen y estoy convencido que así es. Nadie (hetero o gay) busca a una persona radicalmente diferente y plantea un proyecto de vida. Creo que aunque existan muchas y muy notorias diferencias, en dos personas que hacen pareja, estas diferencias no son medulares y están sujetas a un rango de tolerancia. No creo que haya una pareja en la que ambas personas vayan en direcciones totalmente opuestas.
Recientemente leí en “Ecuador Debate” la experiencia de una periodista que creó en perfil en gaydar haciéndose pasar por hombre y “sorprendiéndose” que la mayoría de gais no eran afeminados y no buscaban hombres afeminados. Todo el mass-media nos implanta la idea de tipos afeminados que gustan del color rosado y se sienten o quieren ser mujeres. Con ese referente es obvio que muchos gais no se acepten ni quieran salir del clóset; es que sencillamente no son como “Valentinzote bien machote”. Si la única referencia que podemos obtener de los gais es una que básicamente nos dice que son hombres frustrados que no pueden ser mujer y que intentan por todos los medios ser una, es apenas lógico que busquemos un referente de masculinidad.
Aunque esto que llamamos masculinidad es un concepto en transformación, es algo que la mayoría decidimos tomarlo como nuestro. Estoy más que seguro que mi rechazo (y el de todos) a la pluma de los demás es el temor a desarrollar la mía y volverme una loca. Es como la homofobia: el rechazo a la homosexualidad ajena se basa en el miedo de saberse en el fondo homosexual. Podría filosofar por horas, pero llegado a este punto ¿para qué me preocupo por ello? Total ya chupo vergas, lo que es incompatible con todo lo demás… de todas maneras quiero ser un brutote y tener el cuerpazo de Roman Ragazzi.

Comentarios

Entradas populares