El inalienable derecho marica a ser una puta


Ser maricón/marica/gay/homosexual es una cuestión de culo y verga… y de cómo se usan. No es una cuestión cultural, generacional, religiosa, social, educativa o política (pese que algunos quieran hacernos creer esto último). Ser maricón/marica/gay/homosexual es sólo una cuestión de apéndices y orificios y el uso que se les dé; punto. Todo lo demás son sólo meros adornos o pretextos.

Así pues, tratándose de una cuestión verga-culo y llegando a la conclusión que todo lo demás es innecesario, les extiendo una cordial invitación a ser un puto en el sentido más gozoso de la palabra. Si no les gusta la frase “puto, en el sentido más gozoso de la palabra”, usen “promiscuo” aunque considero que para ser una palabra muy sexual tiene muy poco sex-appeal.

En la carta universal de derechos marica, el acceso libre e ilimitado al sexo debería constar en el artículo primero ¿por qué? Porque ser maricón/marica/gay/homosexual es una cuestión de polvos; específicamente con quien te los tiras y aún más específicamente el uso del culo y la verga. Es precisamente el uso de este dúo dinámico el que causa tanta controversia. El acto homosexual en sí es el origen de todo… y específicamente lo que prohíben la sociedad y las leyes.

El libre ejercicio de la sexualidad, con quien se quiera, como se quiera, cuando se quiera, dónde se quiera y con cuántos se quiera es un acto de reivindicación de nuestra condición de hombres, de homosexuales y de seres humanos. Se exige a los homosexuales abstinencia y celibato. Argumentando desde la entrada al “reino de los cielos” y la baja autoestima hasta la propagación del SIDA, somos manipulados para no tener sexo. Infierno y SIDA son los castigos moralizantes para aquellos que ejerzan de una manera “inadecuada” su sexualidad.

Por razones que ya están más que explicadas en otros artículos yo no me como el cuento del infierno. No veo al SIDA como el gran cuco de los maricas. No por una actitud temeraria e irresponsable, sino porque entiendo que las medidas de sexo seguro bien conocidas, y bien aplicadas son una garantía de vida y salud (a pesar de los que crean que el SIDA simplemente no se pueda evitar). Y finalmente me parece tan estúpido el cuento de la autoestima. Yo tengo problemas de imagen corporal que me impiden ser promiscuo. Cuando alguien me dice que ser promiscuo es propio de las personas con baja autoestima, me parece que no conoce nada. Sólo quien tiene un buen nivel de autoestima y autoconfianza es capaz de salir y ligar con quien quiera. Yo no podría hacerlo: tengo tantos complejos e inseguridades hasta para regalar. La abstiencia y la baja autoestima es la única relación que yo puedo ver.

El celibato y la abstención son una castración sin cuchillo. Es pedirnos que no seamos quienes somos ¿es que nadie se ha dado cuenta de lo que hay detrás de todo esto? Lo único que busca el celibato es hacernos menos gais. De la misma manera que un hombre es más macho mientras más mujeres tiene, un maricón es menos maricón mientras está con menos hombres. Esta lógica perversa es tan sencilla como absurda: el primer paso para no ser maricón es no acostarse con hombres. 

Esta una invitación a ser dueños de nuestros cuerpos ¿por qué no usar la promiscuidad como una manera de autoconocimiento, una más profunda y más íntima comprensión de nosotros/as mismos/as y de las personas que nos rodean?

Comentarios

  1. Gracias Felix por este artículo, es cierta cada cosa, reflexionaré todo esto que me ha gustado el resto de mis días...
    Gracias D

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