¡Feliz Cumpleaños Satanás!


El 6 de junio de 1996, tuve el gusto de visitar el Planetario de Guayaquil. ¿Cómo recuerdo esa fecha? ¡Pues fácil!: ese día nacía el anticristo. “Extra”, la mierda en forma de periódico, le dedicó sendos reportajes y gráficas al importantísimo hecho. “¡Ya va a nacer! ¡Ya nació!” los dibujos de un bebé con rasgos “satánicos” acompañaban al muerto y la tetona del día.
Con los nervios exacerbados, la chusma ignorante y fanática se enloqueció hasta niveles patéticos. Obviamente, el espectáculo no podía (ni debía) pasar desapercibido por la TV. Así pues, la navidad satánica se convirtió en tema de conversación de todos. Incluso nosotros, los niños de una escuela católica nos entreteníamos con la eventual llegada del Anticristo, y si podíamos añadirle “algunos” detalles quedaba mucho mejor (Yo me inventé una historia buenísima).
Ya en el planetario, descubrimos la ciencia con los beneficios del paseo escolar (cero clases, una lonchera con cosas ricas y el comodísimo uniforme de educación física). Mientras nosotros, los niños del cuarto grado de la escuelita del lodoso Pascuales abríamos la mente a la ciencia, los fanáticos se angustiaban
Si el anticristo hubiera nacido ese día, sería hoy un puberto emo de 15 años adicto al facebook, su Blackberry y la Play station (que por cierto también es “satánica”) ¿debemos temer a eso? Eses día, como yapa, nos llevaron al puerto de Guayaquil y vi buques de gran calado, contenedores y todas esas cosas tan grandes que cuando eres un niño se te hacen lo máximo.
Recuerdo el 6 de junio de 1996 como un día fantástico (en un año que fue de mierda). Recuerdo a mis amiguitos de la escuela, el bus llevándonos a través del bosque seco de la Prosperina (que luego se convirtió en invasión) y buques mercantes enormes. El 6 de junio es un día de descubrimiento, por lo menos para mí.
Cada decenio, algún pobre desequilibrado con biblia en mano profetiza el fin del mundo, la llegado del “anticristo”. Babosadas más, babosadas menos la gente enloquece con un discurso barato e inefectivo que tendremos que escuchar con más fuerza cada año que termine en el número 6. ¿Por qué la gente se obsesiona con el fin del mundo? La belleza del mundo, de las flores del arte, de todo lo que el hombre ha creado seguirá allí, a pesar de las ideas de algún desquiciado. Lo increíble de esta credulidad es que la gente siga comiéndose ese cuento, que los medios sigan publicando esta mentira absurda, que la gente espere con ansias “el fin de nuestros días”. Desde que recuerdo, el mundo ya debía haberse acabado por lo menos 5 veces.
En efecto, todo acabará algún día, pero eso no sucederá por un nacimiento el 6 de junio, ni por lo que diga un charlatán. La única manera posible para que yo pueda creer en el fin del mundo es que un panel internacional de científicos, con evidencia irrefutable lo diga. Quizá cada 6 de junio debería ser considerado el día de la ignorancia el fanatismo y el miedo. No entiendo como los “hijos de Dios“ están tan ocupados con el "diablo".

Comentarios

Entradas populares