Compro votos, vendo humo; mi respuesta a Óscar Ugarte


En días anteriores, el señor Óscar Ugarte publicó dos artículos promoviendo el voto a favor de la propuesta del gobierno. Alegando que el apoyo a pregunta 9 ("Pongámonos once con la nueve") pondría fin a la discriminación en TV. El segundo ("Seamos egoístas") defendía el voto a favor de la propuesta gobiernista como una muestra de apoyo a las autoridades que han concedido beneficios en Guayaquil. Pues bien, me volvió mi lado de marica contestatario y aquí está mi respuesta:
Cuando los maricas votan todo es maravilloso. El cielo se vuelve más rosa azul, los pajaritos cantan mejor ¡y uno siente que ha avanzado tanto! Solamente hay que abrir la boca y dejarse meter el dedo en el culo. Lo cierto es que cuando los maricas votan, de repente, hay tantos aliados, tantas personas “comprometidas” con la igualdad. Tanta gente vendiendo humo a cambio de votos.

Aunque los artículos de política son aburridos y distraen la mente de las cosas verdaderamente importantes (sexo, por ejemplo), me veo en la obligación de denunciar –nuevamente– la politización del tema GLBT. He leído los dos artículos del Sr. Óscar Ugarte y respeto su opinión. Él es libre de expresar su apoyo político al gobierno. Y con esa misma libertad, le reclamo a él y a cualquier otro activista que se diga representante de los GLBT, se abstenga de usar el tema de los derechos GLBT, que son derechos humanos, con fines políticos.

Haciendo un paréntesis, soy escéptico sobre los avances GLBT que “tan cariñosamente” nos ha ofrecido el gobierno. Debo reconocer que hay avances importantes en los que han aportado las actuales autoridades, pero eso no compensa la falta de una política de inclusión, de respeto e igualdad que se nos ofreció y que hasta ahora no se nos cumple. El 2008 se nos pidió votar a favor de la propuesta gobiernista porque esta nueva constitución sería el principio del fin para la inequidad. Ahora, se pretende el apoyo del gobierno para la pregunta 9, con el fin de acabar la homofobia y la discriminación, siendo en los mismos canales de TV del gobierno donde se ve el racismo y la homofobia.

Regresando al tema, es simplemente vergonzoso que activistas y asociaciones se presten al juego de grupos de poder, sin siquiera exigirles cuentas por las promesas no cumplidas. No hay igualdad, el matrimonio y la adopción para homosexuales están prohibidos constitucionalmente. Un derecho inherente, un derecho humano, nos es prohibido por la constitución que se dice la más garantista. Poner los derechos humanos al servicio a un partido o de una ideología es prostituirlos: están por encima de la política. Ofrecer el cumplimiento de derechos básicos a cambio de votos se llama clientelarismo.

Que vote cada quién como su consciencia le dicte, incluso para pagar el favor de pavonearse en una avenida, pero no bajo la promesa o la amenaza politiquera de siempre. Yo quiero mis derechos y no el premio de consolación.

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