Nuevo Artículo: Haciéndome justicia por mano propia

Al fin pude escribir este artículo... ¡tenía tanto tiempo posponiéndolo!



Tengo que hacer una confesión: no hago lo que predico. En el artículo anterior yo defendía el derecho a la promiscuidad, sin embargo no soy promiscuo. Aunque mi meta de vida es ser rico, guapo, exitoso y muy, muy promiscuo, debo confesar que no soy nada de eso. Todo lo contrario, soy chiro, nerd, asalariado de mierda… y un pajero (es mi triste verdad :(  ). Por supuesto, tengo una buena excusa para ser nerd: creo que es lo que en un futuro me permitirá ser rico y exitoso. Espero que el dinero y el éxito deriven en cirugías plásticas, gimnasio y cosméticos que me permitan ser increíblemente guapo. Y por supuesto, espero que ser guapo sea mi pasaporte para ser muy, muy, muy, muy promiscuo. A pesar que considero que ser nerd y asalariado de mierda son en realidad los primeros pasos de lo que quiero conseguir a futuro, mi condición de pajero no tiene justificación aparente.
“Malos polvos”, es así de sencillo: prefiero una buena paja a un mal polvo. Quizá esa sea mi única salvación para no sentir el escarnio de mis compañeros maricas (eso y mi complejo de feo). Digo en mi defensa que el mundo gay no tiene estándares de calidad sobre lo que es un buen polvo. Esa falta de erotismo es tan, pero tan decepcionante que se convierte en sexo basura. Gente que no besa, que no toca, que no disfruta del cuerpo del otro, de la experiencia, del juego de seducción sólo reafirma mi posición promasturbación.
Yo me masturbo, pero lo que hago no es una paja de puberto, ¡es arte! Y digo que es arte, porque lo hago con tanta dedicación… que me libera, se convierte en un algo extrasensorial, me abre la mente. Me doy al trabajo de crear una experiencia. Debo confesar que mi naturaleza nerd me hace desarrollar elaboradas fantasías con figuras históricas, obras de arte y personajes de ficción. Incluso hay locaciones específicas: la fontana di Trevi, la cima del Chimborazo (¡o del Everest!), la espesura del Amazonas o la humedad abrasante de algún lugar olvidado en medio de los arrozales costeños. . Lo mío es una experiencia artística ¡está lleno de música, literatura, artes gráficas!
No es que no me guste el cuerpo de mi prójimo. Me quema el deseo de sentir el tacto de otro (u otros). Pero esta sociedad frenética ha rebajado la experiencia sublime del sexo a una cuestión de meter y sacar. Tenemos comida basura y sexo basura con malas consecuencias para nosotros. Por eso soy un pajero, porque prefiero el toque de mi mano a cualquier pobre diablo que busca el efímero placer de un orgasmo genital ¡Yo exijo un orgasmo cerebral! Exijo explotar, exijo las caricias que te ponen la piel de gallina, sentir la sangre hervir… ¡Exijo estallar y ver a Dios!
No sé si ha sido por mi torpeza social, mis complejos o simplemente mala suerte, pero no he tenido la suerte de toparme con un solo amante las experiencias antes mencionadas. Y ahora pregunto a todos lo que leen este artículo ¿hemos tenido una experiencia erótica trascendental o nos hemos limitado a estimular con nuestros genitales y contentarnos con algún placer mediocre?
Soy un pajero, un orgulloso pajero. Alguien que ha descubierto muchas posibilidades eróticas de su cuerpo. He trascendido de lo genital a lo corporal. Un solo pedazo de hielo (o un bolo) me ha dado más placer que el cuerpo entero de un hombre, porque supe descubrir mi cuerpo. Me gustaría explorar, experimentar con el cuerpo de otro; sería como viajar a otro planeta.
¿Nos permitimos esta experiencia? No lo creo. El sexo basura es como la comida basura, lo consumimos porque nos calma, pero no nos llena. Soy un tipo “más turbado” que lo normal. En esta apología de la masturbación les conmino a autodescubrirse (y si es acompañado de alguien mejor). Yo no soy un iniciado, o un superhombre con capacidades extrasensoriales. No soy el guardián de los secretos del sexo o algo así. Soy más bien alguien ordinario, sin gracia aparente… ¡pero veo a Dios!

Comentarios

  1. Hace rato que quiero decir esto contar lo que me esta ocurriendo, no se tal vez algunos me digan que hacer, nunca tuve una vida sexual buena, es mas siempre me tuve que conformar con ser un pajero, conocí varias mujeres, pero nunca tuve las que verdaderamente me gustaban, siempre tuve que practicar eso de "confórmate, peor es nada", y así la vida se fue pasando, hasta que me case y comense una nueva vida pero lo que yo creí que iba a ser lindo que por fin podría disfrutar del sexo no fue así mi mujer era bastante tibia para no decir fría, siempre tenia que andar detrás pidiendo que me diera un poco de sexo, después ella se enfermo, esta enfermedad le produjo una discapacidad y bueno hace como 10 años que no tengo sexo. soy docente y continuamente veo mujeres jovenes hermosas, algunas me coquetean, lo mas duro que soy repajero nunca engañe a mi mujer por eso de ser un hombre integro, pero esa integridad me sirve muy poco, ya que cada vez que el deseo me ataca me tengo que hacer la paja, mi mujer cuando se enoja conmigo siempre me llama "pajero" , ella nunca hizo nada para mejorar, nunca se puso las pilas para salir adelante y me dejo solo en esto del sexo, muchas veces me deprimo por hacerme la paja, es mas hacer un par de años una hermosa adolescente que tomaba clases conmigo se me acerco me abrazo estábamos solos y esa cercanía me volvió loco la empece a acariciar le acaricie los pechos, a ella le gusto bastante después trate de recomponerme y le dije que no estaba bien y le pedí disculpas ahora tiene 18 años y no es una chica linda es mas los amigos no le dan bola porque la consideran fea, sin embargo consiguió un novio virtual y esto me tiene mal hace años que la deseo y no la puedo tener, ahora el novio va a venir al país a conocerla y eso me pone mal, pero mucho mas mal me pone tener que ser un triste pajero

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    1. Querido anónimo: Gracias por compartir su experiencia. Le admiro muchísimo. Sin embargo, no debería privarse de algo tan básico como el sexo. No se trata solo de la genitalidad, sino de compartir, de sentir el cuerpo de otro, de disfrutar y ser feliz. La integridad no debería ser un obstáculo para ser feliz, sino un motivo de felicidad más. Sincérese con su pareja y explíquele como se siente. Así como usted, en pareja tiene responsabilidades con ella; ella también tiene responsabilidad hacia ud, hablo de la responsabilidad de hacer feliz a la pareja. Si ella no comprende o siente que no puede otorgarle eso tan ansiado, me atrevo a recomendarle que busque a otra persona: alguien que pueda hacerle feliz... Nadie le va a devolver la felicidad o el tiempo que perderá si se mentiene en este patrón.

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